Este es mi segundo año trabajando en Alma y realmente he conocido de cerca lo difícil que es trabajar en educación inclusiva en nuestro departamento y creo que también en todo el país. El año pasado pude ver cómo maestras de aula pedían siempre ayuda para realizar adaptaciones curriculares o atender de manera adecuada las necesidades de aprendizaje de estudiantes con problemas de vista, audición o autismo.
Por mucho tiempo creí que realmente la educación especial era un área en donde muchas instituciones apoyaban; he visto siempre campañas de donación, maratones, sensibilización y otras acciones, supuse que debería de estar todo cubierto. Pero ahora al trabajar en educación con los maestros y ahora con docentes y estudiantes de la ESFM me doy cuenta que nos faltan pasos gigantes para garantizar una educación inclusiva.
Este año conocí a Elio que es un estudiante no vidente de la ESFM Juan Misael Saracho con sede en la comunidad de Canasmoro; él cursa el 4to año de formación para ser maestro de Valores, Espiritualidad y Religiones. Nació en Chuquisaca y para poder estudiar optó por el internado y el ingreso diferenciado, ya que en Bolivia el Ministerio de Educación establece que los estudiantes con discapacidad tienen ingreso libre a la ESFM y para ello sólo tienen que dar exámenes de aptitudes lo que implica que ellos no entran a la pugna por plazas. Hasta aquí pareciera que todo está resuelto porque además en Canasmoro existen docentes de apoyo a estudiantes con discapacidades; pero lo cierto es que cuando ingresas al campus de Canasmoro te das cuenta que nada ahí está pensado para estos estudiantes.
Elio no sólo estudia en Canasmoro, también vive ahí pues está en el internado, lo que quiere decir que convive con otros estudiantes todos los días. Él no tiene familia cercana en Tarija por lo que realmente son sus compañeros de clase y de internado son quienes le ayudan en todo lo necesario y se han convertido en su familia durante los 4 años que lleva de estudiante. Pese a que no se ha dado capacitación a todos los docentes, no se ha hecho cambio de infraestructura especial, estos cuatro años han sido maravillosos para Elio, de hecho él considera que ha encontrado una familia en sus compañeros, amigos y docentes de la ESFM y planea , al concluir sus estudios, quedarse como maestro en Tarija en vez de volver a su tierra natal.
Conocer la historia de Elio, me ha hecho pensar cómo nosotros, desde el lugar en el que estemos podemos aportar a mejorar las condiciones de vida, experiencias y educación de estudiantes como él. Desde luego el Estado tiene una deuda pendiente con las personas y estudiantes con discapacidad pues se ve que falta mucha inversión, falta dar material educativo pertinente, falta formar a maestros y docentes, falta muchísimo más de lo que podamos imaginar para lograr la inclusión educativa, pero también creo que nosotros como maestros, padres, capacitadores de una fundación, compañeros, colegas, docentes o administrativos podemos también aportar a mejorar estas condiciones, podemos hacer cambios y ser más inclusivos.
Esto realmente me ha puesto a mí en una posición más abierta, y creo que ahora estoy más atenta a sus necesidades, sé que este año tenemos en la ESFM 8 estudiantes con discapacidad visual en diferentes especialidades, conozco que el apoyo que se les da es un docente intérprete que les ayuda a adaptar el contenido y las tareas realizadas a braille; pero para nuestros talleres no contamos con ese apoyo adicional, entonces he estado conversando con los estudiantes para ver qué más, desde mi rol de capacitadora de Alma, puedo hacer por ellos pues como dije: desde donde estemos podemos generar grandes cambios.
Leydi Osorio
CONSULTORA ESFM TARIJA
(Elio)